La propuesta denominada “Vivero abierto: producción de plantas florales, ornamentales, medicinales y aromáticas” constituye un desafío a la diversificación de la producción agroecológica de los y las agricultoras urbanas neuquinas.
Se trata de una experiencia orientada especialmente a la producción de flores y se lleva adelante en dos huertas urbanas de la ciudad. Las huertas están ubicadas en el Club San Cayetano de Parque Industrial y en el predio recreativo Los Sauces de la obra social de la Universidad Nacional del Comahue – SOSUNC.
Los y las emprendedoras reciben capacitaciones y seguimiento técnico, a fin de transitar el proceso productivo y de comercialización, y se espera que con el tiempo puedan autonomizarse y afrontar la actividad económica con total sostenibilidad.
Los pilares de esta nueva línea productiva son el trabajo asociativo, brindando los espacios adecuados para el intercambio de saberes, y la ejecución de estrategias económicas que tiendan a abrir canales de comercialización en diferentes ámbitos económicos, partiendo del interés general de la comunidad, pero también teniendo en cuenta campos específicos como el turístico, o incluso el gastronómico.
El plan de floricultura se realiza con recursos y tecnología accesible, y no requiere grandes inversiones materiales, la clave del proceso está en el conocimiento. En ese sentido el PRODA apuesta a las capacitaciones no sólo de los huerteros y huerteras que asumen un nuevo rol emprendedor, sino también invitando a todas las personas que quieran aprender los trucos de la cría de plantines florales.
¿Por qué el programa incorpora el cultivo de flores en las unidades agroalimentarias?
Las razones por las cuales el PRODA incorpora a sus líneas de trabajo la producción de flores son varias, entre ellas cabe mencionar que las flores agregan biodiversidad a los espacios productivos; atraen a los insectos benéficos y alejan a las plagas; al aumentar los polenizadores, aumenta el rendimiento de la huerta; constituyen una propuesta de trabajo que requiere mínimas instalaciones y tecnología; representan una oportunidad económica para las familias productoras; contribuyen al cuidado del medio ambiente ya que son producidas sin agrotóxicos, y puesto que favorecen a los insectos polenizadores naturales de la zona, como las abejas, abejorros y mariposas; y por supuesto porque visten de colores las huertas y jardines, y alegran los corazones.