En el corazón de Cuenca XV, hay una huerta urbana del PRODA en la que más de 20 familias desde hace 19 años trabajan la tierra y producen alimentos todos los días.
Hoy, con mucha tristeza, la comunidad huertera de ésta histórica unidad productiva le toca despedir a una de sus fundadoras, y actoras principales.
Acaba de fallecer Marta Flor Silva Burgos, activa protagonista de la huerta, quien supo interpretar los beneficios de la agricultura urbana y acompañar desde el vamos, la creación y sostenimiento de una experiencia productiva en plena meseta neuquina, ganándole al suelo de barda un espacio en donde fuera posible sembrar, cuidar y cosechar alimentos.
Marta, como muchas mujeres que pasaron por la huerta o que están hoy comprometidas con el trabajo de la tierra, mantuvo, al igual que a sus sueños y su empuje, siempre verde su espacio productivo y cultivó con orgullo los alimentos que llevaba a la mesa familiar.
Trabajadora incansable de la huerta, se destacaba por su labor en las tareas comunitarias y sus muestras de solidaridad con sus pares, ayudando especialmente a las y los huerteros que ingresaban al espacio productivo.
Nunca faltó su participación en los espacios feriales del programa, apoyando las iniciativas de economía social y desplegando así su enorme espíritu emprendedor, para comercializar los frutos de su trabajo, desde la producción primaria de alimentos sanos y frescos, hasta la reproducción de plantas ornamentales.
Ha sido una referencia constante en la huerta del barrio y en la historia del programa, y en ese sentido todo el equipo técnico del PRODA, se suma al sentimiento de pérdida y aflicción de la familia, y en suma de toda la comunidad de la extensa red de huertas urbanas neuquinas.
Una de las tantas manifestaciones anónimas que circulan en estas horas como expresiones de duelo, quizá reseñe su manera de ser y la pinte de cuerpo entero: “seguramente Marta estará huerteando en el cielo”.